Estudiantes de tercer, quinto y séptimo semestre de la carrera de Gastronomía orquestaron una velada culinaria excepcional en honor al Bicentenario de Bolivia, donde cada plato fue una obra maestra que celebró nuestra identidad patrimonial a través del arte del buen comer.
En esta distinguida noche, con la presencia de embajadores de México, Colombia, Argentina y el Consulado de Perú, además, de invitados especiales que quedaron maravillados por la creatividad y la técnica de nuestros futuros chefs, se deleitaron con nueve tiempos de pura inspiración, fusionando ingredientes autóctonos con técnicas contemporáneas para ofrecer una experiencia sensorial inolvidable.
El menú, cuidadosamente diseñado, incluyó:
- Pan de Laja con crema de remolacha: una crocante base que evoca los paisajes bolivianos, acompañada de una sedosa crema de remolacha que despierta los sentidos.
- Apthapi con un mix de tubérculos: una ensalada tradicional andina enriquecida con una variedad de tubérculos, resaltando la diversidad agrícola del altiplano.
- Chairo: la emblemática sopa del altiplano, una infusión de sabores ancestrales con verduras, carne y especias que calienta el alma.
- Ganache de chocolate boliviano con locoto: una sedosa cobertura de chocolate nacional, con un toque picante del locoto, que combina dulzura y fuego en perfecta armonía.
- Sorbete de hierba luisa, toronjil, bizcocho de miel y tierra de chocolate: una refrescante bebida que fusiona aromas naturales y texturas dulces, evocando los paisajes y sabores de nuestra tierra.
- Picante de lengua: una joya de nuestra gastronomía, donde la lengua de res, cocida por más de 14 horas, se transforma en un manjar tierno y lleno de sabor.
- Golloria: un delicado postre elaborado con pan brioche sumergido en singani, que aporta un toque etéreo y festivo a la degustación.
- Hojarasca: una masa hojaldrada rellena de manjar, fruta, crema chantilly y salsa de naranja, que seduce con su textura esponjosa y sabores vibrantes.
- Trufas de chocolate semiamargo rellenas de huacataya: pequeñas joyas de cacao, que combinan la intensidad del chocolate con el carácter único de la huacataya.
Complementando esta sinfonía de sabores, se presentó una escultura de chocolate titulada "Tortuga de Santa Rosa de Yacuma", inspirada en la captura fotográfica del artista Ezequiel Ignacio Córdova Rivero, que añadió un toque artístico a la velada.
Sin duda, esta noche quedó grabada en la memoria de todos, un testimonio del talento y dedicación de nuestros futuros profesionales, quienes con cada plato demostraron que el arte culinario boliviano tiene un futuro brillante.
Agradecemos profundamente a los asistentes por acompañarnos en esta celebración, llevándose en sus paladares un pedacito de Bolivia, una nación rica en sabores, historia y tradición.