Sucre, octubre de 2025. — Con vocación, compromiso y sensibilidad humana, los estudiantes de la carrera de Psicología de la Universidad Privada del Valle – Sede Sucre protagonizaron una significativa jornada de intervención comunitaria en el Centro de Educación Especial Psicopedagógico, reafirmando que la Psicología tiene el poder de transformar vidas desde el acompañamiento emocional y social.
La actividad tuvo como propósito fortalecer las habilidades parentales de madres y padres de familia del Centro, mediante dinámicas grupales, espacios de escucha empática y estrategias psicoeducativas que permitieron reflexionar sobre la importancia del vínculo familiar, la comunicación afectiva y la comprensión de las necesidades emocionales de los niños con requerimientos especiales.
Durante la jornada, los estudiantes se involucraron activamente en la planificación, ejecución y evaluación de las actividades, aplicando los conocimientos adquiridos en las asignaturas de Educación Especial y Psicopedagogía, bajo la guía de sus docentes y con el acompañamiento de profesionales del Centro.
“Esta experiencia nos permitió comprender que el trabajo del psicólogo va mucho más allá del aula; implica empatía, compromiso y la capacidad de escuchar sin juzgar. Cada historia nos enseñó algo sobre la fortaleza de las familias y sobre nuestra responsabilidad social como futuros profesionales”, expresó una de las estudiantes participantes.
Además de la intervención psicoeducativa, los estudiantes realizaron una donación solidaria de botes de pintura acrilex, destinados al taller de manualidades del Centro, con el fin de fomentar la creatividad y el desarrollo emocional de los niños y niñas que forman parte de esta comunidad educativa.
Este gesto simbólico, acompañado de su labor social, reflejó el espíritu solidario que caracteriza la formación en Univalle, donde el aprendizaje se integra con el compromiso humano y la acción transformadora.
La Universidad Privada del Valle reafirma así su compromiso con una educación basada en valores, responsabilidad social y vocación de servicio, formando profesionales que no solo adquieren conocimientos técnicos, sino también conciencia social y empatía.
El contacto directo con la realidad de las familias y la comunidad permitió a los estudiantes vivir una experiencia que, más allá de los resultados académicos, dejó una profunda huella emocional y profesional.