Participar en el Taller Nacional de Neurociencias y Neuroeducación fue abrir una puerta al futuro. Un espacio donde los estudiantes de Medicina pusieron en práctica lo que más aman: aprender para ayudar.
Las dinámicas, los contenidos y las reflexiones vividas en este taller fueron una chispa para nuestra vocación. Entendimos que la medicina también es conocimiento compartido, emoción y conciencia.
La neuroeducación nos enseñó a ver más allá de los libros, a identificar lo que siente el otro y a acompañar con conocimiento, sí, pero también con sensibilidad.
Fue un evento que dejó huella en nuestras mentes y corazones. Y que nos inspira a seguir investigando, compartiendo y creciendo desde el aula y más allá.
Gracias a cada persona que lo hizo posible. ¡Sigamos construyendo puentes entre ciencia, educación y humanidad!